Domingo y lunes.

Hoy me he levantado con una extraña sensación, nada nuevo suponiendo que se acaba la semana, pero nada de eso, hoy comienza. Las actividades del día son muchas y el ánimo no parece acompañarme mucho, pero hay algo que me repite que hoy será distinto.

Voy atrasado, las situaciones formales no admiten retrasos ni excusas, pero bueno, voy ya avanzando en el largo recorrido camino al litoral, luego del cotidiano dialogo con el conductor, todo normal hasta ahí. Mi cabeza golpea la ventana, parezco somnoliento, los rebotes físicos no parecen tan importantes como la extraña sensación que ha dado vueltas en mi cabeza.

Prendo el televisor, nada novedoso para ser hora prime, aunque inesperadamente irrumpe una silueta, con extraños modismos extranjeros. El exceso de alcohol de la noche anterior parece facturar y asociar el personaje con la persona, se acaba la programación y mi existencia por este día.

Sólo bastó que pisara y esperara el ascensor para sentirme en un frío ambiente, sombrío, al llegar al sexto, claro, miró atrás y ya estaba en medio de la selva de concreto, pero bueno, algo bueno tendrá que pasar – me decía –

Cuando menos lo esperé, cuanto mucho lo soñé, abro la puerta y la asociación fue inmediata, eras tú, nada le dije, sólo lo pensé – soy demasiado cobarde – pensé.

Te ibas y comprendí la sensación extraña, es un vacío que dejas cuando te vas, por fin, la rutina se ha roto y en mi televisión he encontrado la respuesta.

Hoy desperté con una extraña sensación, pero sé a quien te pareces, pero no sé quien eres. Sólo te pido que no desaparezcas de inmediato, hoy pretendo saludarte.

    Décalogo del Maestro

    1. AMA. Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños.
    2. SIMPLIFICA. Saber es simplificar sin quitar esencia.
    3. INSISTE. Repite como la naturaleza repite las especies hasta alcanzar la perfección.
    4. ENSEÑA con intención de hermosura, porque la hermosura es madre.
    5. MAESTRO, se fervoroso. Para encender lámparas basta llevar fuego en el corazón.
    6. VIVIFICA tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser.
    7. ACUERDATE de que tu oficio no es mercancía sino oficio divino.
    8. ACUERDATE. Para dar hay que tener mucho.
    9. ANTES de dictar tu lección cotidiana mira a tu corazón y ve si está puro.
    10. PIENSA en que Dios se ha puesto a crear el mundo de mañana.
    (Gabriela Mistral)

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