“Ahora nadie educa a nadie,
así como tampoco nadie se educa a sí mismo,
los hombres se educan en comunicación
y el mundo es el mediador”
Paulo Freire
“Por los muchachos y su entorno,
por quienes desinteresadamente nos acogieron,
vaya nuestro agradecimiento por la experiencia de vida
que nos brindaron”
A mi compañera, un saludo y gracias.
Temprano, de oscuro amanecer, partiendo con la espalda cargada de sueños, de sueño y de expectativas, tratando de ser consecuente y animado hasta el éxtasis por subir al transporte que nos llevaría a otro universo, al paralelismo de utopías, que nos espera y que ya nos abraza fraternamente.
Vueltas y vueltas, rodando sobre el pavimento, ese parecía ser el rumbo cuando decidimos abordar la temible cuesta que nos llevaría al encuentro de los mundos, los minutos pasaban y las ansias crecían, así igual, el mareo y la cerradura en los oídos sólo era soportada por la grata compañía que amenizaba el rumbo, sumada al paisaje, limpio y lindo tal como en una buena campaña de Sernatur vendiendo el país.
Yo y mi maleta, la que muchas veces me había acompañado a tantas partes, ahora era testigo de mis temores, deseos, expectativas y sueños, pero saben, también guardaba en ella la certeza que aprendería, que enseñaría y entregaría lo mejor de mí, porque a eso iba, y encontré en el viaje de ida el presagio que así sería cuando decidí pagar el pasaje y no hacerme el de las chacras con él, cuando pude haberlo hecho tranquilamente sin sentirme amenazado ni nada, pero decidí lo contrario, porque ese era el objetivo: la sinceridad, la entrega, la honradez y la facultad de optar por lo correcto, de esta manera, se constituyó en mi, algo que sería una constante, la reflexión sobre mis actos hasta este momento, casualidad o causalidad, me inclinaré, por lo demás, por la segunda.
Iba por una aventura más (con los ingredientes ya descritos) pero terminó siendo mucho más que eso, claro, porque una aventura es sorpresiva, entonces esto se separaba de ello y pasaba a ser algo planificado en los objetivos, pero no en las circunstancias, cosa para nada predecible, así que me retracto del concepto de aventura, aunque no sabría bien definir el concepto adecuado englobador que pudiese dar luces del concepto de esta narración, pero lo dejo a criterio de Ud. Buen lector.
Nada ocurre por casualidad, todo tiene un sentido y un porque, no por nada estamos acá (parafraseando), no quería creerlo, no podía hacerlo, estábamos a no se cuantos kilómetros de mi residencia habitual y en eso nos vimos hablando de política, religión y educación como dos eternos conocidos, porque hay que subrayar que nada de esto hubiese ocurrido si un extraño sorteo azaroso nos dejara juntos trabajando, cosas de la vida, del destino, de la predestinación mejor pensar.
Estaba algo nublado y el temor propio de enfrentarse a lo desconocido me obligaba a cometer algunos errores en la dicción, nada grave, pero inexplicable también. Los ánimos y la confianza crecían, lo que llevábamos en la maleta se volcaba a la acción, todo iba como suponíamos, pero requeríamos más y más, el público lo exigía, positivo pensábamos, será mejor de lo que creíamos, reflexionábamos. Ya finalizaba la primera incursión.
En las aulas, se respiraba un ambiente cálido y complaciente, el deseo de los chicos por conocer a estos dos tipos desconocidos que llegaron haciendo locuras y cosas poco aburridas los incentivaba a moverse y expresar libremente las emociones, cosa poco habitual para nosotros que llevábamos la experiencia del rechazo o la poca acogida escolar-urbana en nuestro inconsciente, pero nada, bastó ciento veinte minutos de distancia para volcarnos hacia otra realidad, aquel lugar utópico, donde todo resulta, donde toda siembra germina y crece para florecer a diario, a cada momento y en cada rincón de la disminuida, físicamente, escuela.
Por otra parte, tratábamos de decidir que era lo mejor, y al final entendería que todas las decisiones tienen algo de perspicacia, algo de un que se yo, pero sabríamos que no habíamos decidido mal en quedarnos juntos, porque descubriríamos que deseamos y soñamos un cambio en la sociedad, desde diferentes trincheras, que aparentan ser bastante distintas, pero que apuntan a lo mismo, yo, desde mi visión amplia, reformadora, progresista y política tratando de incluirme en el sistema para conseguir cambios profundos en las líneas conductoras y, ella, trabajando ahora, con las bases, diariamente construyendo un mejor mañana, pensando el mañana desde hoy y no como yo, entonces, decidimos combatir, seguir haciéndolo porque para eso estamos, vivimos para servir, de lo contrario, no servimos para vivir, concluimos.
Había sido un día largo y el cansancio golpeaba las sábanas poniendo un desafío para razonar de manera correcta, iluminados, terminamos lo que vendría y dormiríamos pensando en que cosas ocurrirían. Las respuestas a las interrogantes que se planteaban al comienzo y durante la incursión, llegarían solas y no tardarían en llegar.
Sonrisas y un buen desayuno, era la tónica diaria a la cual nos enfrentábamos apenas abríamos nuestros ojos que habían sido motivados por el aparato encima del velador que con su zumbido y sus ruidosos acordes de melodía, puntualmente nos indicaba que había llegado el momento, luego de una reponedora ducha, nos lanzábamos en nuestro rol educador, con nuestro albo atuendo partíamos, llegábamos y comenzábamos a movernos y moverlos, a entibiar el ambiente, obteniendo excelentes respuestas, más, mucho más de lo que nuestras expectativas esperaban.
Avanzaba la jornada y teníamos que separarnos para enfrentar otros desafíos por cuenta propia, era otro de los desafíos propuestos ya que debía afrontar un grupo sólo con mis capacidades sin el respaldo de alguien más, pues bien, había que hacerlo y lo logré con la fuerza que da la confianza en las habilidades y capacidades que me he demostrado tener en varias situaciones previas a estas. El ambiente se definía rápidamente ameno y la compenetración entre las partes fue casi inmediata, la felicidad y la confianza aumentaba y junto con ello, las horas parecían no detenerse en velocidad, lo que provocaba una vertiente desde mi mente a mis palabras, atoradas casi una tras otra, todas a la vez, las ganas parecían traicionarme pero debí controlarme para no caer en un juego de ansias desesperadas de querer conquistar el mundo en un minuto. Fue maravilloso observar el desarrollo en ellos, el crecimiento en mí, y al final, la critica y reflexión generaba, (una vez más estábamos juntos) el sentimiento de causalidad y de compromiso del destino que se había empecinado en demostrarme la maravilla del educar, comenzaba así, la reconciliación con el sistema y el objetivo profesional mezclado con el personal, el amor había resurgido luego de un distanciamiento producido desde una mala experiencia, tan sólo, meses atrás. Era un nuevo comienzo en estos chicos, que con cada intervención me confirmaban lo hermoso y bello que es ejercer lo que uno quiere hacer, lo significativo de entregar lo que a uno le han entregado, poner en marcha este circulo virtuoso del aprendizaje resumido en pocas horas de intervención, parece utópico, y tal vez, lo era, una comunidad al servicio de los demás, sin miedos ni envidias, sólo amor, sólo entrega, bello y hermoso. (Podría atreverme a decir divino, pero no me encuentro en condiciones de afirmarlo, aun)
Entre conversas con los pares, una invitación llegó a nosotros y debíamos tomarla, era como un deber moral hacerlo, frente a nosotros, una señorita que superaba por escasas horas la primera decena de años, pero que en su discurso no lo demostraba ni mucho menos en su prosa, tan ligera como innata, con una producción que ya la quisiese cualquier aspirante a cuentista fantástico, que ese era su estilo por definición propia, con sus parámetros e inspiraciones bien definidas nos atrevimos a encararla y revisar, con su permiso, sus creaciones … mayor fue la sorpresa, infinitamente grata, frente a nosotros todo el talento del futuro, ¡que no se pierda! Rogábamos. Debíamos hacer algo, contactos más y menos, conseguimos algo para ella, intentamos que pueda suplir sus necesidades de estructura en su relato, para que crezca escrituralmente sin dejar de ser niña, que no se apresure porque su forma de ser indica lo contrario, posee una actitud propia de los grandes y creo, por sus palabras finales, que logramos generar en ella la confianza y le dimos una visión desconocida acerca de la literatura, una más libre y abierta, creemos en ella, intentaremos seguirla para apoyarla, no para presionarla, sino para que el desarrollo llegue a ella y logre sus objetivos, que agradable sería.
Nos llevó a reflexión, porque quizás cuantos quedan en la berma, ese pueblo con nombre de aderezo de té, posee incalculables talentos y potencialidades, pero por las distancias que increíblemente hoy siguen dividiendo a las clases y sus oportunidades, merman el desarrollo de los que tienen y los que no tanto, porque tuvimos que ir para potenciarla sin que antes no se hubiese hecho mucho más por ella, lo que nos indicaba que aun no hay total conectividad y eximo de esto a los profesores que deben ser mucho más que ello y no poseen mas horas de las conocidas por todos para abarcar lo que ellos quisieran, es más, ya hacen más de lo que imaginamos, grande ellos, pobres nosotros.
Un último respiro, un último aliciente, ya no quedaba nada, había que entregarlo todo, dejarlo todo en la cancha, (como se dice por ahí) así que emprendimos el viaje, con un sin fin de emociones en el alma, a punta de labios, un hasta luego, un sean mejores, valoren lo que tienen, etc. Había que partir.
Quédate, quédate, quédate, se repetía en ese estrecho vehiculo que nos transportaba, sigamos sumando emociones. Llegamos, bajamos y nos preparamos, ¡vamos que se puede! ¡Dale carajo! ¡Mierda, mierda! Nos alentábamos.
Se respiraba nervios y ansiedad, y por fin salieron a escena, felices, disfrutando lo que vivían, el trabajo llegaba a su clímax, “Por una educación pública de calidad”, se escribía en primer plano, gritando; sobreponiéndose al denso y hostil clima el deseo de este puñado de estudiantes que sobre el escenario virtieron toda su calidad, calidez y talento, llevando sus capacidades al límite como si fuese la última vez, quizás, porque así lo sintieron, a cada paso y parlamento se olía eso, la nostalgia de pensar que el proceso culminaba en unos minutos más, al bajar esos escalones nos esperábamos para darnos el abrazo final, el de felicitaciones por lo realizado, un abrazo esperanzador, triste y conmovido, llegaba el minuto, se acercaba el adiós, todo era felicidad y tristeza, que momento, la vida hecha de ello, que más daba, los fingidos enojos quedaban atrás, las sinceras sonrisas comenzaban a modificarse, era el gesto de despedida, reunidos, nos vemos, todo de Uds. Todo de mí, gracias, nada más, gracias.
Creo que todos los viajes guardan algo, alguna respuesta de vida, y que sin quererla ni exigirla te llega, nos llega. Ha sido algo fascinante saber que me estaba equivocando en afrontar mi vida y que hay un universo de posibilidades más allá de la noche. Las horas transcurrían y las situaciones crecían en intensidad y trascendencia, conversábamos de cosas tan diversas como increíbles, era algo así como una pregunta-respuesta, claro, no nos habíamos visto, hasta ese momento cuando descubrimos que simplemente nos habíamos dejado de ver, cosas de la vida, exclamábamos. Parecíamos personas que vivían hace tanto ahí, que estábamos mimetizados, casi, con el entorno, pero aquella frase “El hombre es un animal de costumbre” vaya que cobró sentido real, porque no nos cuesta estar en diversos lugares, cuando queremos, nos involucramos y comenzamos un proceso de rápida adaptación, sintiéndonos parte del lugar, dueños, casi, del espacio, por esto que pasadas algunas horas es complejo el proceso de pensar en lo transitorio de esto y de cuan difícil aun es separarse, porque esa es la certeza, a conciencia del primer paso pisado en el sitio.
La nostalgia es distinta, porque sabes al comenzar un viaje que de donde partes, volverás y la sensación de vacío es transitoria, pero con las nuevas personas que sabes que no volverás a ver, por lo menos en bastante tiempo, es distinto, uno se arraiga, se encariña, entrega y recibe, que se hace cada vez más difícil separarse de ellos.
Al final, terminar donde comenzamos, los dos solos, esperando juntarnos con el resto, cosa que no sucedió hasta en un par de horas, aunque el desenlace sería el mismo, tan sólo como me fui, llegué, con una gran diferencia, mi mochila venía mas pesada, académicamente satisfecho y personalmente renovado, eso sentí, eso soy, a seguir luchando con esto y por ello.